ENTREVISTA
CON
ESTER BELLVER
(DRAMATURGA
Y ACTRIZ)
con
motivo de la publicación del libro
“PROTAGONIZO-MANOLITA-RÉQUIEM”
en
la editorial ESPERPENTO EDICIONES TEATRALES.
1. Como actriz tienes ya una dilatada
trayectoria, pero como dramaturga te estrenas con esta trilogía ¿Cómo está
funcionado, en tu caso, la dialéctica entre escribir teatro y poner en escena
tus obras?
Ocurre
un desdoblamiento muy interesante. Una es al mismo tiempo la que escribe los
textos, la actriz que los interpreta y quien marca la estructura donde se sujeta
el espectáculo. Cada una de estas figuras (autora, actriz, directora) intervienen
activamente en el proceso de creación, corrigiendo y aportando desde la perspectiva
que le brinda mirar la misma cosa bajo otro prisma. Es en los ensayos donde,
con la colaboración y discusión de las tres, se termina de armar la dramaturgia
con la que se estrenará el espectáculo.
2. ¿Crees que el teatro va a tener un
papel relevante en la cultura del siglo XXI? ¿Se puede seguir escribiendo
teatro en estos tiempos?
El teatro es algo
inherente a la historia de la humanidad. Escribir, hacer y ver teatro siguen y
seguirán siendo actividades necesarias para la sociedad, lo mismo que otras
artes. El ser humano necesita contemplar el mundo desde poéticas que le permitan
distanciarse de la realidad.
3. En el libro que acabas de publicar en
Esperpento Ediciones Teatrales incluyes tres obras que parecen tener ciertas
similitudes. ¿Hay algunas constantes recurrentes en tus obras, tanto formales
como temáticas?
La editorial me
propuso hacer un volumen con dos o tres textos. Se eligieron estas tres obras
precisamente porque entre ellas parecía que se componía una trilogía:
mujer-padre-abuela. Supongo que la personalidad, el humor y la biografía de uno
están siempre ahí, marcando cosas, pero eso no obstaculiza que puedan surgir nuevas
perspectivas y temáticas. Para mí, escribir, es sinónimo de sorpresa. Nunca
sabes qué es lo que va a nacer cuando te pones con un boli ante un papel y eso
es lo que me resulta más atractivo de esta actividad.
4. ProtAgonizo
es
la primera de las obras, funcionó muy bien y estuviste girando con ella varios
años. En la misma se abordan muchos asuntos relacionados contigo misma ¿Es esta
obra más una liberación o un ajuste de cuentas? ¿Cómo abordaste la escritura y puesta
en escena de esta obra? ¿Cómo se gestó todo el proyecto?
No lo considero una
liberación ni un ajuste de cuentas, protAgonizo
intenta reflejar el extrañamiento que uno cobra en un momento dado frente a sí
mismo y frente al mundo. Trata de desmontar -o al menos atacar- los pilares de
falsedad sobre los que se puede sustentar una vida. El proceso de escritura fue
como una especie de vómito que ocurrió por sorpresa en un momento al que defino
de ‘rotura personal’. De ahí el nombre de la compañía: Rotura producciones.
Algo que estaba por ahí abajo rebullendo me pidió salir y no me opuse. No
escribí aquellos textos con la intención de montar un espectáculo, fue mi maestro, Agustín García Calvo, quien después de leerlos
me animó a ello. Yo estaba en paro y, bueno, decidí intentarlo. Fue algo muy
inesperado lo que ocurrió después: el recorrido que alcanzaría y el crecimiento,
tanto personal como en lo relativo al oficio, que me brindaría. Fue una gran
experiencia. Puedo decir que hay un antes y un después de protAgonizo.
5. Manolita
es
la segunda obra, también en forma de monólogo, en la que abordas tus relaciones
con tu abuela ¿Es una obra más nostálgica, una vuelta a los recuerdos
infantiles? ¿Para cuándo podremos ver la puesta en escena de Manolita?
Este texto narra la
experiencia de la Guerra Civil a través de los ojos de una mujer ciega que tuvo
que sacar adelante a sus hijos teniendo a su marido primero en el frente (tres
años) y posteriormente en la cárcel (cuatro más). Esa mujer era Manolita: mi
abuela. De pequeña me encantaba escucharla contar aquellas historias “de cuando
la guerra”. Quise salvarlas, tanto a las historias como a ella, del olvido, por eso escribí Manolita. No sé cuándo la estrenaré, si
la llegaré a estrenar. Veremos cómo se ponen las cosas.
6. Réquiem
es la obra que tienes actualmente en pie y que estás rodando por toda España.
Esta obra está más relacionada con tu padre y parece un intento de decir todo
aquello que no pudiste decirle en vida. ¿Eres más dura contigo misma o con los
demás?
Bueno, es una
lectura, cada espectador puede ver una cosa. Para mí expresa una experiencia muy
luminosa, de amor, que viví con un ser humano estando en una situación tan
extrema como es el morirse, más allá de que fuera o no mi padre. En las
situaciones críticas pueden ocurrir encuentros muy especiales porque estamos
despojados de nuestras máscaras. Durante este proceso tan emotivo comencé a
escribir algunos textos. Después mi padre falleció y tuve que me enfrentarme a
deshacer su casa. Una casa que era la de mi infancia, el nido del que yo había
volado con diecisiete y al que volvía ahora, con cincuenta, para desmantelar. Fue
un reencuentro con el origen y al mismo tiempo con la orfandad. Muy fuerte.
Seguí escribiendo y de este modo se fueron conformando las diferentes escenas
de Réquiem. No sé si uno es duro o
blando consigo mismo o con los demás, a mí esto de la vida me parece algo muy
misterioso. Solo puedo sorprenderme ante ella; ante mí misma o los demás de
igual manera.
7. Réquiem
la has escrito, dirigido e interpretado ¿Cómo te las apañas para simultanear
estas tres facetas?
Una vez decidí que
iba a montar el texto vino una larga etapa para ‘metérmelo en la chola’.
Siempre me suelo ir (si puedo) fuera de Madrid para estudiar, me gusta hacerlo
junto al mar o en la montaña, lejos del ruido de la ciudad. Aprenderse un
monólogo es algo muy arduo a lo que yo, por lo menos, tengo que dedicar
muchísimas horas y concentración. En este caso me fui un par de meses a un
pueblo de Alicante. Después interrumpí unos tres meses por un trabajo que me
salió (con esto es con lo que realmente tienes que simultanearte, con algún
trabajo remunerado que te salga de vez en cuando para sobrevivir). Al finalizarlo, volví a retomar: vuelta a estudiar
otros dos o tres meses, esta vez en un pueblo de Segovia. Mientras estudiaba ya
iba imaginando diferentes posibilidades de puesta en escena, también se iba puliendo
la dramaturgia. Cuando tuve un nivel de memoria adquirido comencé a ensayar. La
primera etapa (cinco semanas) se desarrolló en la casa de mi padre, una vez
quedó vacía de cosas. Los grifos comenzaron a gotear… Tuve que suspender estos
ensayos, resultaba demasiado desolador. Sin embargo, de allí salieron muchas
ideas para el montaje. Las lámparas de araña que quedaban colgando del techo y
las perchas vacías de los armarios pasaron a ser la escenografía. Me
propusieron una residencia de ensayos en la sala Guindalera de cinco semanas en
la que tenía que finalizar con tres pases abiertos a público. Sentí mucho
vértigo pero asumí el riesgo, y esa condición de tener que mostrarlo al público
en un plazo de tiempo me puso las pilas. En las cuatro primeras semanas terminé
de seleccionar los textos que iban a ir y a determinar su orden. Ya tenía mucho
trabajo hecho, para mí montar un espectáculo es algo parecido a abrir la nevera
y cocinar con los ingredientes que tienes. La quinta semana se unió al trabajo
Juan Gómez-Cornejo. Siempre trabajo con él, lo cito porque para mí, su luz, es
dramaturgia también y parte fundamental para la identidad del espectáculo.
8. Háblanos un poco del prólogo de Ángel
García Galiano y de la edición que ha hecho Begoña San Narciso.
Ángel es un escritor
maravilloso, también un gran amigo que ha seguido de cerca mi evolución
escribiendo, al igual que los procesos de creación de mis espectáculos. Es un
gran cómplice. Su prólogo lo percibo como una inhalación. Parece que estuviera oliendo
una flor (es su manera de asomarse al libro) y nos describiera poéticamente esa
sensación. Es un viaje sensorial a través de las tres historias. Ha escrito
algo muy bello, es un lujo y un honor tenerle de prologuista.
Con Begoña me encanta
trabajar, aprendo muchísimo con ella. Ya hizo la edición de un libro que edité
por mi cuenta anteriormente. La técnica que hemos desarrollado es la de decir
yo el texto en voz alta, tal y como lo
interpretaría en un teatro, y ella va corrigiendo la puntuación según las
entonaciones e inflexiones que hago. Coloca las palabras como notas en un
pentagrama. El lenguaje puesto en sus manos es música pura.
9. Para terminar, puedes decirnos ¿cómo
llegaste a publicar con Esperpento Ediciones Teatrales? ¿Cómo ha sido tu
experiencia con esta editorial?
Envié
el texto a tres editoriales de teatro contemporáneo, entre ellas a Esperpento.
A los tres días me escribió Fernando Olaya, su editor, diciéndome que lo había
leído y que estaba interesado. Me preguntó si tenía algún texto más para sacar
un volumen un poco más completo. Menuda alegría me dio. Me ha hecho mucha
ilusión sacar este libro. Fernando es un apasionado del teatro español, tanto
clásico como moderno, da gusto trabajar con él. La editorial es su sueño y lo
cuida con gran cariño. Agradecida y honrada de formar parte de su colección.
Más info en:
Del 10 al 27 de mayo en el Teatro FERNÁN GÓMEZ de Madrid.
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